Ante la crisis sanitaria actual y debido a mis estudios ( Biólogo por la Universidad de Navarra) y a mi trabajo como microbiólogo y el más extenso cómo Ejecutivo Grandes Cuentas de Sernatec Hygiene – empresa especializada en higiene industrial- me siento en el deber cívico de aportar mi granito de arena en la lucha contra el Coronavirus COVID-19 .
Antes de empezar con este post, mi apoyo a todas las personas que lo están pasando mal en una crisis sanitaria sin precedentes. Si tuviera que recomendar tres cosas ante la situación actual sería:
- Prudencia: de nada sirve generar alarma en nuestro entorno.
- Inteligencia: bebamos solo de las fuentes acreditadas y no «compremos» los bulos que circulan por internet.
- Solidaridad: es el momento de respetar a los demás y ayudarlos en la medida de nuestras posibilidades, sin comprometer la salud de ambos.
Voy a dar una serie de recomendaciones que resumen las que a su vez he leído a los expertos virólogos:
- La principal fuente de contagio del COVID-19 son las manos así que nos las deberemos desinfectar antes y después del contacto con cualquier superficie fuera de casa (si es que tenemos que salir por fuerza mayor). Entre esas superficies están las manos.
- Evitar darse la mano, ni abrazos ni besos.
- Evitar reuniones de trabajo: todavía está sin aclarar hoy – 15 de Marzo de 2020- qué sucede con las reuniones interempresa y las reuniones de comerciales externos. Tampoco se conoce que sucederá con aquellas empresas que por sus características no puedan realizar teletrabajo. Tampoco se están difundiendo – a excepción de empresas del sector de la higiene cómo la mía- qué protocolos tienen que seguir los repartidores, personal externo que accede a nuestras instalaciones y viceversa. Queda – a nivel de higiene- muchas cosas por educar que no está saliendo en ningún medio.
- Usar geles hidroalcohólicos fuera del aseo y jabones desinfectantes de cartucho desechable en el aseo.
- Usar toallitas de papel para el secado de manos.
- Usar pañuelos desechables para el sonado nasal y NO se depositarán en ninguna papelera. Estos pañuelos deberán estar en posesión de su propietario hasta que este llegue a su casa.
- Al depositar la basura en contenedores llevar guantes desechables para evitar el contacto.Una vez usados se les dará la vuelta y se depositarán en el contenedor.
- Limitar las veces que depositamos la basura en el contenedor.
- Dejar los zapatos en la entrada de casa – en aquellos casos en los que ha sido obligatorio salir de casa- y desinfectarlos con un producto desinfectante. Para el efecto la lejía es muy eficaz.
- Trabajar todo lo posible mediante teletrabajo.
- Lavarse las manos antes de cada comida siguiendo cualquiera de los protocolos que estos días se están difundiendo por las autoridades sanitarias.
- Desinfectarse las manos antes de entrar a trabajar en la empresa– si es inevitable ir a trabajar- y desinfectárselas al salir.
- Desinfectar -antes de empezar a utilizarlos- el ratón, teclado del ordenador, pantalla, mesa de trabajo y realizar la misma operación al abandonar mi puesto de trabajo..
- Instalar en las empresas dispensadores de gel hidroalcohólico – mínimo durante 18 meses y recomendable siempre- en los accesos a la empresa, recepción, salas de reuniones, cada uno de los puestos de trabajo, zonas de descarga de transportistas y zona de expediciones.
- Obligar a el departamento técnico de la empresa a llevar consigo un bote de gel hidroalcohólico que usará antes de descargar en cliente y después de haberlo hecho. Evitar dar la mano, abrazos y besos con ningún cliente. Los técnicos deberán desinfectarse las manos antes de entrar en sus empresas.
- Los transportistas y proveedores estarán obligados a desinfectarse las manos antes de descargar cualquier material, bien sean voluminosos o simplemente sobres.
- Los comerciales – que están obligados a seguir trabajando- seguirán los mismos protocolos que los técnicos.
- La distancia de seguridad será cómo mínimo de 1 metro, siendo recomendable que sea de 1,5 metros cómo mínimo.
- Usar jaboneras que tengan película protectora BIOCOTE (sales de plata): es bactericida, viricida, fungicida. De ese modo evitaremos el contagio por contacto.
- Usar jaboneras de cartucho desechable y no de relleno: se descubrió que estas últimas son portadoras de gérmenes indeseables para la salud humana.
Esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto lo vulnerables que somos, lo interconectados que estamos, y los riesgos de corremos todos los días aún sin darnos cuenta. Nuestro cerebro reptiliano tiene una incongruencia muy notoria: por una lado rastrea todos los peligros que le acechan, y por el otro se cree inmune a todo peligro, pensando que todo lo malo le ocurrirá a los demás no a él. Este pensamiento es muy peligroso ya que descuida toda precaución que podamos tomar. Nuestro neocortex fabrica historias en las que nosotros siempre salimos enfocados mientras que el otro siempre sale desenfocado. Lo malo les pasa a los demás, nosotros estamos inmunizados.
Observo mucha insolidaridad en los actos de muchos- en mi caso he cancelado mis vacaciones de Semana Santa- no importándoles la salud de los demás. Pido solidaridad y amor al prójimo.
Para finalizar os dejo esta reflexión del psicólogo F. Morelli que circula por las redes y que seguramente hayas leído:
“Creo que el universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas. Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar…
En una era en la que el cambio climático está llegando a niveles preocupantes por los desastres naturales que se están sucediendo, a China en primer lugar y a otros tantos países a continuación, se les obliga al bloqueo; la economía se colapsa, pero la contaminación baja de manera considerable. La calidad del aire que respiramos mejora, usamos mascarillas, pero no obstante seguimos respirando…
En un momento histórico en el que ciertas políticas e ideologías discriminatorias, con fuertes reclamos a un pasado vergonzoso, están resurgiendo en todo el mundo, aparece un virus que nos hace experimentar que, en un cerrar de ojos, podemos convertirnos en los discriminados, aquéllos a los que no se les permite cruzar la frontera, aquéllos que transmiten enfermedades. Aún no teniendo ninguna culpa, aún siendo de raza blanca, occidentales y con todo tipo de lujos económicos a nuestro alcance.
En una sociedad que se basa en la productividad y el consumo, en la que todos corremos 14 horas al día persiguiendo no se sabe muy bien qué, sin descanso, sin pausa, de repente se nos impone un parón forzado. Quietecitos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?
En una época en la que la crianza de los hijos, por razones mayores, se delega a menudo a otras figuras e instituciones, el Coronavirus obliga a cerrar escuelas y nos fuerza a buscar soluciones alternativas, a volver a poner a papá y mamá junto a los propios hijos. Nos obliga a volver a ser familia.
En una dimensión en la que las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización, se realiza en el (no)espacio virtual, de las redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace, todo se debe de hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. ¿Cuánto hemos dado por descontado estos gestos y su significado?
En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos.
Dejemos de buscar culpables o de preguntarnos porqué ha pasado esto, y empecemos a pensar en qué podemos aprender de todos ello. Todos tenemos mucho sobre lo que reflexionar y esforzarnos. Con el universo y sus leyes parece que la humanidad ya esté bastante en deuda y que nos lo esté viniendo a explicar esta epidemia, a caro precio.
Acabaremos con el COVID-19 y al igual que sucedió con la crisis del 2018, demostramos lo fuertes que somos cuando las cosas vienen mal dadas. La esperanza es lo último que se pierde y solo luchando todos juntos podremos vencer a este virus que se nos ha colado sin haberle invitado.
Un abrazo muy fuerte y que la Optitud os acompañe-;)