Foto: Optitud
Son momentos muy duros, se me rompe el corazón cada vez que conozco el fatídico recuento al cual nos sometemos todos los días con la esperanza que las cifras vayan bajando. Estos momentos se suma dos tragedias, la sanitaria y la económica. Ante tal situación, ¿qué hago?¿qué pienso? ¿qué siento?. Hablar sobre optimismo puede perecer que no se ajusta a la realidad pero es justamente lo contrario.
Es perfectamente normal y homeostático – equilibrio- sentir miedo, incertidumbre, angustia, estrés, enfado, crispación,y no lo es tanto sentir ira y desesperación.
El optimismo no está reñido con la realidad del momento.
Lo anormal sería que estuviera feliz, cómo si no pasase nada. Las redes se han visto invadidas por una ola de negatividad importante, dicha ola arrasa con todo lo que encuentra a su paso. En estudios sobre comunicación en los medios que se hicieron hace más de 20 años, y se mantuvieron durante más de sesenta años, la conclusión fue clara: las noticias negativas tenían una preponderancia del 95% frente a las positivas. El optimismo nunca ha vendido mucho ni ha tenido buena prensa.
Según Steven Pinker – psicólogo de Harvard- en su libro «En defensa de la ilustración», hace un concienzudo repaso sobre las tragedias que han asolado a la raza humana desde tiempos de la inquisición, y uno de los mantras que repite es que siempre han existido pesimistas nostálgicos que vaticinaron el fin de los tiempos una y otra vez, arrogándose el carácter de intelectuales. Siempre ha estado mejor visto a nivel intelectual ser pesimista que optimista, no sonreír que sonreír. Y estos personajes no sonríen ni de pensamiento. El optimismo – pensaban ellos- era propio de ilusos sin oficio ni beneficio.
Hoy el porcentaje de noticias negativas se ha multiplicado, el optimismo está siendo ametrelleado con recuentos diarios, ataques interesados de expertos que siempre salen de debajo de las piedras, etc. Nosotros resistimos. El optimismo siempre ha superado mil y una batallas.
Expertos los hay por todas partes.
Simon Sinek afirma que siempre abundan expertos que pronostican cosas que se alejan de su expertise y que además nunca se cumplen. Estos días he estado visionando programas grabados en los que médicos, expertos en geopolítica y científicos … TODOS, se equivocaban. Hablar a posteriori no tiene ningún merito, es fácil y no requiere esfuerzo intelectual alguno.
El tiempo es un juez inexorable y revela la verdad a quien quiera conocerla
Hablar de la vida es lo mismo que hablar de ventas, ya que estas se nutren del mismo tejido vital: las relaciones humanas y el optimismo.
Estos días estoy recibiendo muchos mensajes en todas las redes y en el directo que ayer hice por Instagram, compruebo lo ávida que está la gente de optimismo y de esperanza. Esperan que llegue la noticia positiva cómo el oxígeno que necesitan los pacientes aquejados de insuficiencia. Estas noticias aparecen con cuenta gotas y siempre son las mismas. Necesitamos algo más, necesitamos que los expertos nos hablen del futuro. Hoy, desgraciadamente, solo hablan del futuro los pesimistas nostálgicos cuyo mantra reza:
Cualquier tiempo pasado fue mejor y vamos hacia el fin de nuestra existencia, lo cual sucederá antes de lo que esperas.
Quizás te sientas identificado con esta frase, yo no soy quién para decirte lo que tienes que pensar -para eso ya está George Orwell y su novela distópica 1984- pero sí te diré que a mí no me representa.
El optimismo conduce a la acción y el pesimismo a la paralización, ¿qué vas a hacer tú?
El optimismo es una decisión personal
Mucho he escrito sobre optimismo y está muy presente en «Optitud», «Optitud ante la adversidad» y «El arte de vender»
El Optimismo no es una cuestión baladí.
Hoy más que nunca necesitamos optimismo, uno real y práctico, inteligente y solidario y al servicio de los demás. Los optimistas luchan, no se rinden, resisten la presión, ayudan a los demás, perseveran y conquistan mares desconocidos, no evangelizan su optimismo al contrario de lo que hacen los pesimistas. Los optimistas lo intentan más, se caen más, saben que esto pasará pero no saben cuándo, resisten el temporal protegiéndose, fabrican con todos sus recursos herramientas que les ayudarán en el futuro, visualizan la orilla y no se quedan quietos, reman, reman y reman. Son alegres y contagian su vitalidad a todos cuántos pueden, no pierden el tiempo en lamentarse ni en lamerse las heridas, su tiempo lo emplean en lo que mejor saben hacer: crear nuevas oportunidades.
Los medios no incitan al optimismo y pondré este ejemplo:
33.000 sanitarios ya están infectados….
!Qué NO!, que son datos acumulados, muchos de estos ya han sido dados de alta. Todos tenemos un deber moral para con nuestros semejantes: difundir optimismo y no miedo. Si informamos así, estamos diciendo a la población: a este paso nos vamos a quedar sin sanitarios que nos curen, !vamos a morir todos!
En mis conferencias y formaciones en ventas siempre hago especial hincapié en esta frase:
Fijaros lo importante que es el optimismo para las empresas que muy pocas lo integran en sus sistemas de gestión.
Sabiduría y pensamiento.
En el equilibrio de pensamiento reside la sabiduría, en un pensamiento crítico que observe con perspectiva las situaciones desfavorables, esta última virtud ha sido reemplazada por el miedo. Este instala en el ser humano una visión túnel que anula toda visión de conjunto e impide ver todas las oportunidades que tenemos a nuestro alcance. El cerebro reptililano toma el control y anula las funciones ejecutivas del cerebro racional. Las hormonas de placer son anuladas por las del estrés y la ansiedad. Nuestro flujo sanguíneo influye poderosamente en nuestra capacidad de pensar y razonar. Nos cortocircuitamos a nosotros mismos.
¿Hay motivos para el optimismo? , SIEMPRE. Muchos vendedores me escribís y a todos os respondo esto. La historia me da la razón, las estadísticas me dan la razón, no hablo sobre mí sino con cifras y datos en la mano que han proporcionado psicólogos, economistas y matemáticos desde 1600.
Miremos atrás, la historia está llena de lecciones.
La historia nos da lecciones continuamente.Toda construcción nace de una firme determinación de vencer, todo nace de un pensamiento optimista práctico, de nada sirven las arengas si no van acompañadas de la acción, predicar un optimismo hueco no hubiera servido para derrotar a los nazis. Todo empezó con este pensamiento: el optimista.
Veamos un discurso de Churchill en el que anunciaba su ingreso del Reino Unido en la contienda:
Hoy la situación es la misma, estamos en guerra pero esta vez contra un enemigo invisible al que no pudimos ver venir, al que, en un exceso de optimismo- es igual de pernicioso un defecto de optimismo como un exceso- no creímos que saliera de Wuham. Nos creíamos inmunes, pero este ejército invasor contaba como medio de transmisión la globalización y la libertad de movimientos del Homo Sapiens del siglo XXI.
No son tiempos de reproches – tiempo habrá de dirimir responsabilidades – hoy lo que toca es ayudar y luchar y, por último,vencer. Y Churchil es lo que hizo, con una voluntad y optimismo férreos e inquebrantables lucharon con todo, lo entregaron todo, no se dejaron nada en la recámara. Todos se sentían miembros de algo que era superior a ellos mismos: el Imperio Británico. Desaparecieron las diferencias, se unieron las ideologías y lucharon, todos lucharon. Todo empezó con un pensamiento: el optimista. Por cada avión y barco británico que los nazis le dejaron fuera de combate, el Imperio Británico fabricó el doble, toda su industria se volcó, la oposición se fundió con el partido en el gobierno. ¿Su pensamiento? venceremos y defenderemos el Imperio en las playas, cines y calles. ¿Resultado? un plan para ejecutar y así derrotar a los nazis.
¿Lección aprendida?
Si hemos aprendido la lección que la historia nos da, escogeremos aquellos elementos que en su día sirvieron para derrotar al enemigo y los emplearemos contra el COVID-19.
El optimismo no niega la existencia del muro de la adversidad, sabe que existe. No sabe exactamente cuánto mide ni a qué distancia se encuentra, pero no se detiene a lamentarse sino que con todos sus recursos fabrica una pértiga para saltarlo. El optimismo necesita de pesimistas, estos le dicen la altura y distancia del muro, y los optimistas fabrican pértigas para todos, incluidos los pesimistas. Trabajar en equipo es la clave.
Te dejo este vídeo mío sobre el optimismo de una de mis conferencias en «Conecta y Cierra».
El Optimismo es una virtud muy humana.
El optimismo representa una de las virtudes humanas más importantes en la lucha, ya que sin esperanza nos rendimos, sin esperanza hubiéramos perdido la Segunda Guerra Mundial con todas las consecuencias derivadas. Si pensamos que nada de lo que hagamos sirve nos abandonaremos a nuestra suerte y el virus campará a sus anchas. Podemos y lo vamos a demostrar.
Las ventas, hoy más que nunca, necesitan optimismo en primer lugar y planificación en segundo. Esta pandemia nos obliga a las fuerzas de venta a rediseñar nuestra estrategia para este 2020. Los objetivos no se van a cumplir por lo que tendrán que ser rediseñados, las visitas presenciales van a tardar , el mercado ya no será el mismo, y las prospecciones presenciales se van a ver afectadas. En Reflexiones sobre ventas desarrollé más estos aspectos. Por ello te invito a nuestro segundo directo en Instagram este Lunes a las 18h (@iosu_lazcoz_) , esta vez junto a Albert Ramos en el que seguiremos abordando diversas temáticas sobre la influencia de esta crisis en las ventas:
El Optimismo tiene sentido en sociedad dada la orientación que tiene hacia el otro. Estamos hablando de la vitamina solidaridad presente en mi Modelo Optitud de 15 virtudes que desarrollo en «Optitud ante la adversidad «. También se correlaciona con el amor (vitamina 15), ya que ,al igual que el optimista es más solidario, también es un mayor donante ,no solo en situaciones de crisis.Las ventas van de dar, el cliente es nuestro foco.
La grandeza de un ser humano se mide por lo que hace por los demás.
Creatividad al poder.
Otra de las vitaminas es la rebeldía creativa: nunca nos doblegamos ni nos sometemos al mal, toda nuestra fuerza interior la empleamos en derrotar al enemigo, rendirse no es una opción. La creatividad es importante y las empresas lo están haciendo.
Hoy más que nunca es necesaria la Optitud. Cuando nació, su objetivo era difundir luz dónde reinaban los colores oscuros, y en la situación que ahora estamos viviendo más que nunca se antoja indispensable. Optitud es mucho más que optimismo, es mucho más que actitud, es un compendio de herramientas para salir de situaciones desfavorables.
Apliquemos las siguientes vitaminas del Modelo Optitud desarrollado en «Optitud ante la adversidad»
- Relaciones positivas
- Amor
- Solidaridad
- Rebeldía creativa
- Música
- Humor
- Bondad
- Valor
- Emociones positivas
- Lucha
Luchemos y hagámoslo juntos. Aprendamos esta vez qué nos ha traído hasta aquí y cómo lo hemos vencido, no pequemos de optimismo al pensar que no volverá a pasar y pongamos todos los los medios necesarios para estar mejor preparados en el futuro.
Un abrazo y que la Optitud te acompañe-;)
Iosu Lázcoz
Consultor, autor y conferenciante